El factor más común al momento de adoptar o mantener hábitos, es la falta de disciplina, que a su vez nos hace caer en la procrastinación dejando todo para después.
Lo más interesante de estos hábitos es que son cosas que haces diariamente, así que no tendrás que invertir mucho tiempo ni sugiere gran esfuerzo.
La disciplina es una herramienta poderosa. Ciertamente habrá quienes nacen con talentos o lo que algunos llaman “suerte”, pero en la mayoría de los casos el talento es producto de la disciplina.
Entrenar la disciplina dentro de nuestra rutina se ha vuelto sumamente importante. De hecho, algunos estudios sostienen que la falta de disciplina y autocontrol son algunos de los motivos responsables de la obesidad infantil en algunos países.
Entrenar la disciplina en tu rutina diaria, no es tan difícil como parece. Estas tres acciones cotidianas te ayudarán a entrenar tu disciplina de forma práctica.
Es probable que pienses que esto no tiene nada que ver con ser disciplinado y menos con ser productivo. Pero, sí es una forma de dominar tus impulsos, hacer algo que no quieres y tomar acción sin posponer.
Es muy sencillo: cuando termines de comer, lava tu plato, cubiertos y demás utensilios que hayas usado. Cuando termines tu café o té, lava tu taza. Tal vez al principio te parezca tedioso si no estás acostumbrado, pero de eso se trata la disciplina.
Este pequeño e insignificante hábito tiene más beneficios de los que imaginas.
De acuerdo con estudios, tender la cama en la mañana mejora tu productividad, debido a que genera la sensación de que “la primera tarea del día está cumplida” y te motiva a continuar con las que siguen.
Otro motivo para hacerlo es que cuando regreses luego de hacer tus labores, el orden te ayudará a relajarte.
Este es un hábito para valientes, sobre todo si vives en zonas con bajas temperaturas y te toca salir muy temprano de casa, pero esta simple acción te obliga a enfrentar una incomodidad y a luchar con tus propias excusas. Las cuales generalmente son las responsables de que carecemos de disciplina.
No importa sin comienzas a bañarte con agua caliente, lo importante es que los últimos minutos lo hagas con agua fría.
Estas simples acciones entrenarán tu mente a la disciplina y facilitará el autocontrol. Si consideras complicado comenzar a adoptar estos tres hábitos simultáneamente, puedes tomar uno para comenzar, pero recuerda que si cumples con los tres, los resultados serán mejores y los verás en menos tiempo.
Fuente: Habitualmente.com
Alexandra Gamarra